Algo que el presidente Rodríguez no debería olvidar
– ¡¡Sí, juramos!! –


25 mayo 2006

ZP y el hambre

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Mayoritariamente estamos de acuerdo en que hay que parar esto, pero ¿quien de vosotros es capaz de negarle un trozo de pan a este hombre? Muchas lágrimas y mucho sufrimiento hay detrás de esos ojos que quizás han dejado atrás a una familia a quien no puede alimentar.

Este es un tema para la reflexión pero sobre todo para la intervención internacional de todos los países afectados, que son los más desarrollados de la Unión Europea. No puede dejarse exclusivamente en manos de España la solución a la llegada masiva de inmigrantes que desembarcan por aquí pero que su destino está en otros países.

El hambre no se combate poniendo barreras para que los hambrientos no toquen a nuestra puerta. La solución pasa por facilitar la subsistencia en cada uno de sus países de origen, cuestión nada sencilla por cierto aunque sobrase dinero para ello. Una y otra vez el dinero se queda por el camino y en unas manos que ya son ricas.

Legislar a nivel mundial para combatir la corrupción allí donde hay problemas de supervivencia y que una policía y una justicia internacional con jurisdicción sobre cualquiera que meta mano en la caja de los hambrientos es una utopía pero no existe otra solución más que la mano dura para evitarlo y desde luego no hay que esperar medidas eficaces por parte de los políticos locales, primeros beneficiarios de las ayudas internacionales.

Estos días nos alertan de que hay 800.000 niños africanos en peligro de muerte por hambre, además de otras cifras igualmente escandalosas en otras partes del mundo sin que nadie haga nada radical y realmente efectivo para impedirlo. Todos sabemos que hay que hacer algo pero nadie parece capaz de evitarlo a pesar de los esfuerzos de la Iglesia Católica y otras organizaciones no gubernamentales.

Mientras tanto siguen llegando a nuestras costas los hambrientos mezclados con los delincuentes que piensan aprovecharse de nuestra favorable legislación y solidaridad, provocando el rechazo a todos ellos sin distinción. Pero una cosa está clara: La solución ni está aquí dejándoles deambular por las calles ni podemos dársela los españoles sino en sus países de origen y con el esfuerzo internacional, así que dejar a España sola en la lucha contra la inmigración ilegal es otra forma de mirar para otro lado y colaborar en el deterioro de una situación que provocará sus protestas cuando la marea se instale en sus ciudades europeas.

Níger, como otros países pobres, es de mayoría musulmana (95%) pero sin embargo los países musulmanes dueños del petróleo cuyos mandatarios viven en el derroche y el lujo no toman la iniciativa para acabar con esa situación. Da que pensar. Quizás se trata de empujarlos a invadir Occidente.

Por su parte, Zapatero, el abanderado de causas tan perentorias como los derechos humanos de los simios, del matrimonio y adopción homosexual, de la alianza de incivilizados y tantas otras en las que quiere destacar como líder mundial, tampoco toma el testigo y manda alguna fragata cargada de arroz y agua a África sino que echa el cierre para que los hambrientos no se mueran aquí. Todos estamos de acuerdo, pero ese no era el talante altruista y justiciero que nos venía predicando desde el socialismo solidario con los pobres.

El problema es grave, la solución difícil y los políticos inútiles, hipócritas y corruptos. Sin duda el tema reventará.

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Nota:

REANUDADA LA PUBLICACIÓN EN FEBRERO 2010.

Los anteriores capítulos quedaron completos y cerrados.