Algo que el presidente Rodríguez no debería olvidar
– ¡¡Sí, juramos!! –


26 febrero 2010

ZP y sus muertos - II parte


Esta gente tiene obsesión por desenterrar muertos


Una vez que todo ha quedado organizado, en marcha la reconversión de España y difundidas las consignas para que la derecha aparezca siempre como extrema derecha y los de izquierda muertos en la guerra hayan sido también siempre fusilados por los criminales fascistas que la ganaron, sólo quedaba recuperar a sus muertos para rendirles los honores que se merecían como luchadores por la libertad y la democracia.

Puestos a ello, los nietos de los fusilados aparecen por todos los rincones exigiendo que las cunetas sean levantadas para encontrar los restos de sus abuelos, todos ellos inocentes y asesinados a millares “como perros” por los fascistas que, no contentos con ello, han estado setenta años impidiéndoselo hasta que ha llegado Zapatero.

Como altavoz de todos ellos, los pregoneros de siempre y entre ellos algunos palmeros que han hecho del halago al poder su medio de vida. Gente que sin el pesebre que el politiqueo les proporciona habrían quedado diluidos entre quienes pretenden salir adelante con su único esfuerzo.

A destacar, entre otros, Ian Gibson, un escritor de origen irlandés y nacionalizado español –así se justifican mejor algunos privilegios– que se ha dedicado a ensalzar a Federico García Lorca –su héroe– junto con Antonio Machado, Miguel Hernández y otros personajes republicanos.

Como era de esperar, tan insigne y objetivo escritor se dedica a hacer campaña en favor de los mandamientos zapateriles y dice que "hasta que los perdedores no busquen a sus asesinados y les den un entierro digno, este país no está en paz". Yo creía que este país estaba en paz desde que la derecha enterró la guerra en lugar de desenterrar los muertos como quieren hacer ellos. Una paz que dura ya setenta años y que ahora pretenden romper porque así conviene a sus intereses personales –que no de partido, porque lo que persiguen es seguir disfrutando del sillón y de los gastos pagados aunque el partido socialista se hunda– y a base de manipular a los nietos y volver a recrear resentimientos contra la derecha.

Este estúpido pretende que la Ley de Memoria Histórica en preparación por los sectarios que nos “gobiernan” recoja algunas enmiendas presentadas por Izquierda Unida porque así el texto final será “completamente progresista”. Se pueden imaginar el texto. Ya está dicho todo y Carrillo el de Paracuellos podrá ser condecorado.

Este admirador de la Segunda y Funesta República, a pesar del sectarismo y parcialidad de dicha ley, no tiene empacho en afirmar que es una “cuestión de decencia humana” y no de revanchismo. Se olvida y silencia que esta ley supone romper con el espíritu de la Transición, que se basaba en la conciliación y la concordia de las "dos españas" que se enfrentaron en la guerra civil, y genera una confrontación social buscada por el Gobierno porque le interesa en términos electorales.

Del mismo modo y sin más pruebas ni solvencia que su fantasía afirma que hay 40.000 víctimas del franquismo enterradas en fosas comunes. Si se empeñan en encontrarlos a todos no terminarán nunca porque seguramente hay unos miles inexistentes. Ello es el resultado de la falsificación de la historia a que nos han estado sometiendo para servir a sus intereses políticos cuyo último capítulo es la fábula de los nietos que buscan por las cunetas.

Dice Pio Moa que «Ocurre exactamente como con el terror izquierdista durante la guerra. Según estos individuos, fue “el pueblo”, sin duda harto de “la explotación capitalista y de los señorones”, el que se libró a venganzas y excesos, lamentables pero perfectamente comprensibles. De este modo encubren la realidad, justamente contraria: fueron gentes como las de la “memoria histórica” las que sembraron la propaganda fratricida y organizaron las checas y los asesinatos, que achacan luego, justificándolas y encubriéndose de paso, “al pueblo”, así eluden su responsabilidad particular y justifican de paso el crimen, pues el pueblo, ya se sabe, en definitiva siempre tiene razón. La misma jugada ahora con "los nietos", a quienes achacan su memoria falsaria.»

También Pio Moa, en un magnífico artículo pone los puntos sobre las íes a estos desmemoriados y manipuladores de la historia:

« Dice Ian Gibson, atacándome de paso, que el PP debe ser “magnánimo con los perdedores de la guerra civil”, con los cuales el franquismo se portó “muy cruelmente”. Cabe preguntar, ¿quiénes son esos perdedores? ¿Serán, por ejemplo, los anarquistas y poumistas masacrados por los comunistas en Barcelona, en mayo de 1937? ¿Serán los campesinos de Aragón fusilados, según afirman los comunistas, por negarse a entrar en sus comunas? ¿Serán los numerosos fusilados por los comunistas, y luego los comunistas fusilados o entregados a Franco por los autores de la rebelión de marzo de 1939? Estos sí son auténticos perdedores, los auténticos olvidados en este carnaval de “memoria” montado por, entre otros, tantos personajes que hicieron su agosto durante la dictadura.»

«Como el señor Gibson ignora puntos básicos de nuestra historia, ni más ni menos que otros historiadores progres, le daré tres pistas:

a) Hubo un terror en los dos bandos durante la guerra, causado por el derrumbe de la legalidad republicana; y esa legalidad la destruyeron las izquierdas y los separatistas, no Franco.

b) Los vencedores juzgaron y fusilaron a numerosos enemigos suyos al terminar la guerra. Con certeza cayeron inocentes, pero también muchos asesinos realmente sádicos. ¿Cuáles de ellos fueron las víctimas para usted? ¿O lo fueron todos?

c) La represión franquista no fue más cruel, sino bastante menos que la practicada por los comunistas en cualquier sitio donde hayan triunfado. Menos, incluso, que la aplicada en Francia o Italia al acabar la guerra mundial, puesto que allí se resolvió casi siempre mediante asesinatos, sin juicio. ¿Fueron los juicios franquistas poco garantistas? Depende. Comparados con los actuales, sí, pero comparados con los de los “tribunales populares” fueron un verdadero avance.»

La verdad es que esta izquierda de hoy se ha especializado en el uso de los muertos. Primero utilizaron los muertos de los atentados del 11-M para tomar el poder y ahora, llegado el momento de renovarlo en las urnas, vuelven a utilizar los muertos para que el rencor quite votos a la derecha.

Se aprovechan de que la izquierda permanece desinformada y en su irreal mundo progre y que continúa creyendo que se luchaba por la democracia y una causa justa, convencidos de que Franco interrumpió por la fuerza un idílico proceso de prosperidad y libertades.

Hay que ser analfabetos para creerlo así en contra de tantas evidencias.

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Nota:

REANUDADA LA PUBLICACIÓN EN FEBRERO 2010.

Los anteriores capítulos quedaron completos y cerrados.