Algo que el presidente Rodríguez no debería olvidar
– ¡¡Sí, juramos!! –


26 febrero 2010

ZP y sus muertos - V parte


La derecha siempre estuvo por la reconciliación.
La izquierda quiere todavía la revancha.


España era un campo de batalla. Los derechos humanos fueron suplantados por los odios y las venganzas y en cualquier pueblo hubo fusilados. ¿Las víctimas? Depende de quien era el bando dominante en el lugar. Por lo demás, todos los muertos fueron iguales. El mismo sufrimiento, el mismo miedo en unos y el mismo rencor en otros. Pero ahora parece que las víctimas de un bando son más víctimas que las otras o que sólo hubo víctimas en un bando.

Ya no quedan madres huérfanas de hijos. Solo los hijos y hermanos de los muertos, pero todos iguales en su dolor y con el mismo derecho a recuperar sus restos.

En una guerra el ganador honra públicamente a sus muertos y los entierra con honores. Los perdedores sólo pueden recordarlos en silencio. Que nadie se queje de ello. Es la norma universal. Lo estamos viendo en Irak. Pero el dolor es el mismo. No hay madres ni dolor de izquierdas o de derechas. Se ha dicho de mil formas: La muerte nos iguala.

Porque resulta que también hay muertos “nacionales” olvidados. No todos están en el Valle de los Caídos. Aquello es un monumento a la arrogancia del ganador, un mausoleo para unos pocos de cada bando. Los muertos de que yo hablo son mucho más humildes y también reposan en la tierra, en fosas comunes y en las mismas cunetas que hoy son de todos. Estos muertos generalmente no formaban parte de la España oligarca que tanto odian los neoprogres olvidando que en el bando republicano también había caciques.

No hablemos ya de muertos por la libertad. Los que mataron a 4.184 sacerdotes, 2.365 religiosos, 263 monjas y millares de personas simplemente por ser católicas practicantes ¿por qué clase de libertad luchaban? ¿Por la libertad de quemar conventos? El bando nacional también luchaba por la libertad, aunque fuera por la libertad de poder ir a misa libremente. O la libertad que empezaba a negarles la opresión marxista que ya despuntaba. El tiempo demostró que a quienes lucharon contra el comunismo no les faltó visión de futuro. Hicieron falta muchos años hasta que Europa se sacudió de esta lacra y pudo echar abajo el muro de Berlín. Así que ya está bien de apropiarse de la lucha por la libertad. Los dos bandos luchaban por la libertad. Cada uno por su libertad aunque la libertad de la izquierda tenía mucho de hipocresía.

Según el historiador Vicente Cárcel Ortí, la crudeza de la persecución religiosa durante la guerra civil española no tiene precedentes en la historia; ni las emprendidas por los emperadores romanos, ni las que desencadenaron las revoluciones francesa o rusa se pueden comparar con la intensidad de lo que ocurrió en España desde 1936 a 1939

Matar religiosos indefensos no parece que sea una tarea muy digna. Sin duda fue vergonzosa y quienes participaron posiblemente estén ahora en una fosa común esperando su homenaje. No sólo hubo fascistas asesinos. También hubo populacho asesino, sindicalistas asesinos y legales republicanos asesinos. Habrá que recordar a los dominicos del convento de Atocha, en Madrid, que fueron arrastrados por las calles y su superior muerto a hachazos; o al cura de la parroquia de Chamberí, que fue descuartizado; o al de la parroquia de Covadonga, crucificado y muerto a estocadas (Alfonso Bullón de Mendoza: «Revisión de la guerra civil»).

¿Y cuántas otras víctimas de esos luchadores por la libertad reposan en las fosas de Paracuellos? Otros ocho mil. ¿Y en toda España?

Ya nadie se acuerda de las matanzas de los marinos de Cartagena arrojados al mar, los fusilamientos masivos de las prisiones de Ubeda, Ciudad Real, Toledo, Almería, Lérida, Málaga, San Sebastián y el fuerte de Guadalupe, Castellón, Ibiza, Fuenteovejuna, Albacete, Consuegra, Cebreros, Ocaña, Monasterio de Cóbreces, Guadalajara, Bilbao (prisiones de “Ángeles Custodios”, “Larrinaga”, “La Galera” y “Carmelo”) y Martos.

Ni de las matanzas colectivas en los barcos-prisión “Río Segre”, de Tarragona; “Isla de Menorca”, de Castellón; “Astoy Mendi”, de Almería; “Cabo Quilates” y “Altuna Mendi”, de Bilbao; “Atlante”, de Mahón, y “Alfonso Pérez”, de Santander, así como en los terroríficos pozos de Tahal y de La Lagarta en Almería, y los de Carrión de Calatrava y Herencia.

Y tantas otras...

Creo que a la “memoria histórica” que ahora se pretende reactivar le falta imparcialidad. Es una memoria selectiva que se olvida de muchos otros muertos que también han estado olvidados todos estos años, aún siendo muertos ”ganadores”. Y es que, al final, todos los muertos resultan ser perdedores.

No hablemos ya de bandos, hablemos de españoles muertos por similares odios y enfrentamientos. Si ahora empezamos a hablar solamente de muertos republicanos no haremos más que repetir con signo contrario lo que tanto se ha criticado de los muertos “nacionales”.

Una vez más, los unos nos olvidamos de los otros y las zanjas donde ellos están enterrados seguirán sirviendo para separarnos. En cualquier pueblo hubo fusilamientos. Hubo crueldades por ambas partes pero hay quien intenta santificar a unos y demonizar a otros. Desde un bando y desde el otro.

Y todos los que participaron en las matanzas merecen perdón y olvido, no así las víctimas, que no merecen olvido. Ninguna. Los que no tienen perdón son los que hoy, por motivos políticos, avivan las brasas y aprovechan cualquier medio para seguir sembrando y mantener vivas las diferencias.

Quizás es que son incapaces de olvidar no ya a sus mártires sino el fracaso que representó la derrota del comunismo. Porque no hay que olvidar que la rebelión del 36 no fue contra el socialismo y la República, sino contra el marxismo que lo invadía todo y que ya quemaba iglesias al amparo de la impunidad que les otorgaba la indiferencia de los políticos. Aquel mirar para otro lado tuvo mucha culpa de que media España se rebelara contra la situación. ¿Le parece a ZP que esa media España era de “prebostes franquistas”?. Estos que hoy glorifican a los “luchadores por la libertad” aclaman también aquella legalidad institucional que permitía pisotear la libertad de otros. Esto sí es lo que la progresía llama “manipulación infame”.

El final del comunismo internacional ha dejado muchos traumas entre estos fracasados libertadores de la humanidad que insisten en hacer dos bandos. En realidad su rencor actual no se sustenta en ningún drama personal vivido durante la guerra. Tiene más que ver con el fracaso de su ideología que con una lejana guerra civil.

Hablemos de españoles muertos. De sencillos españoles muertos. De padres y hermanos muertos. Ya no se distingue de qué color eran. El tiempo lo hubiera borrado si no fuera por la lupa de algunos.

Recuperemos a nuestros muertos y hagamos un gran homenaje nacional a todos los que murieron por una idea y por su concepto de la libertad.

Ya no importa si era el acertado. Ya solo son muertos.

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Nota:

REANUDADA LA PUBLICACIÓN EN FEBRERO 2010.

Los anteriores capítulos quedaron completos y cerrados.