Algo que el presidente Rodríguez no debería olvidar
– ¡¡Sí, juramos!! –


26 febrero 2010

ZP y sus muertos - I parte


Setenta años son muchos y muy pocos de los que ahora quieren que todos sus muertos salgan de la cuneta y suban a un pedestal llegaron a conocerlos o se acuerdan de ellos. En realidad lo que tratan de resucitar es todo lo anterior a la guerra civil, cuando las izquierdas tenían el poder, en un intento de ganar esa batalla ya que no pudieron ganarla entonces. Tratan de glorificar a sus muertos como lo hubieran hecho si hubieran ganado la guerra, del mismo modo que lo hizo ese Franco a quien tanto critican por ello.

Pero no hay sentimientos nobles detrás de ellos sino revancha y resentimiento. Quieren dar a sus muertos los homenajes de los vencedores y como no pueden decir que la guerra la ganaron ellos tratan de convencernos de que ellos fueron los ganadores morales, los que luchaban por las libertades, la democracia, la justicia y demás farsas marxistas. Ellos tenían la ley y la ética de su parte. Nada más incierto porque su comportamiento, desde antes de Franco, ignoraba la justicia y carecía de ética.

Por el contrario, los que ellos fusilaron cobardemente, fueran combatientes o no o simplemente porque eran católicos, siguen siendo tenidos por fascistas de la peor especie, criminales explotadores del pueblo a quienes los que ahora “gobiernan” niegan la condición de víctimas y el derecho a ser recordados.

La Segunda Republica que liquidó Franco fue un régimen de terror y ahora sus actuales herederos intentan esconder la realidad y fabricar la suya para que olvidemos las chekas, los paseíllos, las sacas, los fusilamientos indiscriminados, las fosas comunes, la destrucción del patrimonio, el asesinatos de pueblos enteros sin juicio previo como el caso “Casas Viejas”, represiones asesinas contra los levantamientos obreros, entrega sumisa a regimenes asesinos como el soviético, expolio generalizado...

A pesar de todos sus esfuerzos y aunque consiguieron borrar de nuestra memoria sus crueldades de antes y de durante la guerra –con el estúpido e ingenuo silencio e indiferencia de la derecha– para saber realmente lo que ocurrió basta con recurrir a las hemerotecas. A la vista de cuanto quedó escrito, no hay duda de que los horrores de la República se habrían desatado y multiplicado de haber ganado la guerra el bando rojo:

Según discurso de Gil Robles, recogido en el Diario de Sesiones del 1 de Julio de 1936, desde el 16 de febrero hasta el 15 de junio de 1936 inclusive, el resumen de los desmanes de la izquierda española arrojaba los siguientes datos un mes antes de la rebelión de Franco:

– Iglesias totalmente destruidas. 160
– Asalto de templos, incendios sofocados, destrozos, intentos de asalto. 251
– Muertos. 269
– Heridos de diferente gravedad. 1.287
– Agresiones personales frustradas o cuyas consecuencias no constan. 215.
– Centros particulares y políticos destruidos. 69
– Centros particulares y políticos asaltados. 312
– Huelgas generales. 113
– Huelgas parciales. 223
– Periódicos totalmente destruidos. 10
– Asaltos a periódicos, intentos de asalto y destrozos. 33
– Bombas y petardos explotados. 146
– Recogidas sin explotar. 78

Debo insistir. Estos desmanes se cometieron antes del 18 de Julio 1936 (desde el 16 de febrero hasta el 15 de junio de 1936) en que Franco decidió acabar con la situación. ¿Cómo puede extrañarse alguien de que el Ejército decidiera poner orden?

Pero hay otras evidencias en periódicos y libros:

– «La Iglesia ha de desaparecer para siempre. Los templos no servirán más para favorecer las alcahueterías más inmundas. No se quemarán más blandones en aras de un costal de prejuicios. Se han terminado las pilas de agua bendita.

Es horrible constatar que los republicanos madrileños no se han percatado de la verdadera importancia de las ráfagas incendiarias, que tiñeron durante las primeras jornadas de julio nuestro firmamentos social.

No existen covachuelas católicas. Las antorchas del pueblo les han pulverizado. En su lugar renacerá un espíritu libre que no tendrá nada de común con el masoquismo que se incuba en las naves de las catedrales.

Pero hay que arrancar a la Iglesia de cuajo. Para ello es preciso que nos apoderemos de todos sus bienes que por justicia pertenecen al pueblo. Las órdenes religiosas han de ser disueltas. Los obispos y cardenales han de ser fusilados. Y los bienes eclesiásticos han de ser expropiados.»(Editorial de «Solidaridad Obrera» de Barcelona del 15 de agosto de 1936). Hay que recordar que la guerra civil española comenzó el 18 julio de 1936...

– «...los revolucionarios llevaban meses ensañándose con la Iglesia y sus sacerdotes. Nadie que tenga a la vez buena fe y buena información puede negar los horrores de esta persecución... durante meses y aun años bastaba el mero hecho de ser sacerdote para merecer la muerte...»(Salvador de Madariaga, España. Ensayo de historia contemporánea. Ed.Espasa Calpe, Madrid 1979. p. 114.

– «La clase obrera ha resuelto el problema de la Iglesia sencillamente, no ha dejado en pie ni una siquiera.»
Andrés Nin, jefe del Partido Obrero de Unificación Marxista (P.O.U.M.) en el periódico de Barcelona «La Vanguardia» de 2 de agosto de 1936 (La guerra española comenzó el 18 de julio de 1936...)

– «...militares, políticos, antigua y arqueológica aristocracia y miembros de la Iglesia, retrógrada, todos juntos, en montón de infamia, han de caer en la misma maldición y la justicia de la República, sin desmayos, implacable, serena, hará oír su voz y su sentencia inapelable.»(Editorial del periódico «ABC» de Madrid del 14 agosto de 1936).

– «...los sacerdotes fueron las principales víctimas del gansterismo puro.»
(Jakcson G., La república y la guerra civil. Ed. Grijalbo, Madrid 1976, p. 257.

– «Posiblemente en ninguna época de la historia de Europa y posiblemente del mundo, se ha manifestado un odio tan apasionado contra la religión y cuanto con ella se encuentra relacionado.»(Thomas, H., La guerra civil española. Ed. Ruedo Ibérico. París 1967, p. 114.

Después de muchos años, el mismo odio de entonces sigue latente entre quienes arremeten contra la Iglesia Católica y prefieren ponerse más cerca del terrorismo islámico de Atocha e Irak que de Roma.

En realidad, con un paréntesis de 70 años, aquellos mismos sectarios anteriores a Franco siguen estando en el poder y quieren reponerlo todo, no ya al estado en que estaba antes de perder la guerra sino como si ellos hubieran seguido gobernando durante ese tiempo.

No les basta con recuperar lo perdido sino que es necesario “progresar” conforme a su desacreditada ideología y todos sus muertos, por lo que se ve, forman parte del plan.

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Nota:

REANUDADA LA PUBLICACIÓN EN FEBRERO 2010.

Los anteriores capítulos quedaron completos y cerrados.