Algo que el presidente Rodríguez no debería olvidar
– ¡¡Sí, juramos!! –


26 febrero 2010

ZP, Aznar y la puerta grande


Aznar se marcha del Congreso entre los aplausos de los suyos.
Los demás ni siquiera se levantaron. Tan indignos como siempre.

La imagen de Aznar saliendo en solitario del hemiciclo del Congreso es una foto para la historia y retrata muy bien el trato dado a quien ha hecho lo que debía, por encima de intereses personales, pero también ha sido una radiografía de la catadura moral de la oposición. ¡Cuanta bajeza cabe en esos representantes del pueblo español!

Aznar no ha buscado el aplauso que le han negado hasta el último minuto quienes no han tenido la hidalguía de ponerse tan siquiera en pie, en un reconocimiento silencioso del adversario político que cumple su palabra. Tan desconocido les resultaba el gesto y tan poco señorío tiene la oposición.

Media España no se ha merecido este Presidente, pero no por cuanto argumentan estos pigmeos políticos, con tan baja altura moral y tan rastreros, sino por indignos, porque en lugar de Guerra en Irak hubieran preferido Guerra en el Congreso. La vuelta de Alfonso Guerra al Congreso, el mismo que se vio obligado a dimitir por corrupción. Sus secuaces campean todavía por el PSOE y son los responsables de las corrientes internas que han degenerado al partido desde Madrid.

El mayor y más expresivo reconocimiento a la labor desempeñada por Aznar, a pesar de las apariencias, se lo ha brindado la oposición.

El entusiasmo con que han celebrado su marcha ha sido el claro exponente del buen hacer de Aznar. Sólo faltó que la oposición lo hubiera sacado a hombros por irse. Se ha notado demasiado lo que este ESTADISTA estaba perjudicando a los planes de PAYASOS como Zapatero y Llamazares.

Ya saben lo que decía César: «Cuanto más me odian mis enemigos más convencido estoy de estar en el buen camino». El odio y desprecio de la oposición han hecho grande a Aznar. Eso es lo que ha pasado. Sus enemigos se han quitado un peso de encima y no han podido ocultar su alegría. Aznar estaba en el buen camino.

A Aznar no lo ha echado nadie. Los que salieron por la puerta falsa fueron los Guerra, los Roldan y tantos otros, incluyendo a Felipe González, y no fueron ellos precisamente quienes dieron ejemplo alguno a la nación. Nuevamente ha sido Aznar. Cumpliendo sus compromisos hasta el final.

Por eso, la Historia habrá de recordarlo como un hito histórico y los españoles lo nombrarán muchas veces en el futuro como ejemplo de político íntegro. Los demás, los que abuchearon esa integridad, están ya en esa página de la Historia que se recordará con desprecio.

Los hechos ya están en la memoria colectiva y no podrán cambiarse. Mientras, el presidente Rodríguez escribe nuevas páginas indignas sobre la mentira, el sectarismo, la incompetencia y la traición a la Nación española.

Posiblemente Aznar no fuera el mejor Presidente posible, pero sus detractores le han estado denigrando con la mayor desfachatez del mundo cuando el tal Zapatero no le llegaba a la suela de los zapatos.

No hay comparación posible y el tiempo no habrá de quitarme la razón. ?Qué se juegan?

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Nota:

REANUDADA LA PUBLICACIÓN EN FEBRERO 2010.

Los anteriores capítulos quedaron completos y cerrados.